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sƔbado. 14.06.2025
FEMINISMO

Un 8 de Marzo joven e interseccional

Este 8M ha vuelto a demostrar la gran vitalidad del movimiento feminista.
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Foto Comisión 8M.

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Este 8M ha vuelto a demostrar la gran vitalidad del movimiento feminista, con mĆŗltiples manifestaciones, concentraciones y actividades en las principales ciudades espaƱolas (y del mundo), en defensa de los derechos de las mujeres, de su libertad e igualdad respecto de los varones. A pesar de algunas divisiones, sus principales caracterĆ­sticas continĆŗan siendo su capacidad unitaria, su diversidad y su coherencia con un feminismo transformador, crĆ­tico, autónomo y popular. 

Expresiva, reivindicativa y masiva fue la manifestación en Madrid convocada por la Comisión 8M, por un feminismo antirracista, antifascista y mÔs

Especialmente expresiva, reivindicativa y masiva, a pesar de la lluvia, ha sido la manifestación en Madrid convocada por la Comisión 8M, por un feminismo antirracista, antifascista y mÔs. Desde el punto de vista sociológico, destacaría dos rasgos principales: la amplia composición de mujeres jóvenes, y la orientación interseccional e inclusiva.

Distintos estudios demoscópicos seƱalan el avance y la consolidación de las posiciones igualitarias en las relaciones de sexo/gĆ©nero, sobre todo entre las mujeres jóvenes, aun con reacciones machistas en una parte minoritaria de varones, especialmente jóvenes, al calor de la involución ultraconservadora. 

En un estudio reciente de IPSOS, empresa de investigación de mercados, el 58% de las mujeres se consideran feministas, por el 44% de los hombres; pero favorables a la igualdad de gĆ©nero la media es del 75% (82% en las mujeres y 68% en los varones). En un asunto controvertido sobre si se ha llegado demasiado lejos en la igualdad de gĆ©nero, una minorĆ­a de mujeres (el 44%) dice que no y una mayorĆ­a de hombres (60%) dice que sĆ­; se explican las significativas reticencias masculinas y las mayoritarias exigencias femeninas de seguir adelante, a pesar de las ofensivas conservadoras. 

Podemos citar el Ćŗltimo gran estudio del CIS, mĆ”s fiable, de hace poco mĆ”s de un aƱo, sobre la percepción de la igualdad entre hombres y mujeres y los estereotipos de gĆ©nero, con datos sobre el nivel de conciencia feminista. MĆ”s de dos tercios de mujeres (67,2%) y algo menos de la mitad de los hombres (48,2%) consideran que las desigualdades entre hombres y mujeres son ā€˜muy grandes’ o ā€˜bastante grandes’, y una minorĆ­a (8,2% y 18,6%, respectivamente) las consideran ā€˜casi inexistentes’.

Son interesantes las respuestas sobre el grado de simpatĆ­a hacia el movimiento feminista y la percepción subjetiva de pertenencia al feminismo, con diferencias significativas por sexo. Agrupadas en tres grandes bloques, tenemos que, entre las mujeres es muy mayoritaria (58,2%) la respuesta de ā€˜mucha simpatĆ­a’ y ā€˜bastante simpatĆ­a’, mientras que, entre los hombres no llega a la mitad (47,1%); en el otro extremo, con ā€˜ninguna o poca simpatĆ­a’ hay una minorĆ­a significativa de mujeres (13,2%), mĆ”s elevada entre los hombres (22,2%); en una posición intermedia, de solo cierta simpatĆ­a, se sitĆŗan menos de un tercio (27,6% y 30,3%, respectivamente).

Esos datos se pueden complementar con la percepción subjetiva que indica el grado de pertenencia colectiva a la corriente sociocultural feminista. AsĆ­, agregando las respuestas en esos tres bloques, en el caso de las mujeres se consideran ā€˜muy feministas’ o ā€˜bastante feministas’, casi dos tercios (60,7%), ā€˜algo feministas’, menos de un tercio (29,2%), y ā€˜nada o poco feministas’, solo una pequeƱa minorĆ­a (8,6%). En los varones estos porcentajes disminuyen hasta menos de la mitad (46,6%), en el primer caso, aunque es un nivel relevante que destacar, y aumentan en los otros dos (38,3% y 13,7%, respectivamente).

Significativa ha sido la respuesta de ambos sexos al enunciado ā€˜se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad que ahora se estĆ” discriminando a los hombres’

Por Ćŗltimo, conviene recordar la respuesta de ambos sexos al enunciado ā€˜se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad que ahora se estĆ” discriminando a los hombres’. Pues bien, una gran mayorĆ­a del 65,5% de mujeres y el 54,6% de hombres responden ā€˜poco o nada de acuerdo’, aunque hay una minorĆ­a significativa (32,5% y 44,1%, respectivamente) que responde ā€˜muy de acuerdo o bastante’; en ella se basa la reacción derechista (anti woke) contra la llamada ā€˜ideologĆ­a de gĆ©nero’, asĆ­ como la demanda de paralización del cambio feminista. Aunque, desde hace un aƱo, ha habido un ligero retroceso y una reafirmación conservadora de una minorĆ­a de varones, el grueso de la sociedad, especialmente mujeres, persiste en la igualdad de gĆ©nero. 

Este tema ha sido controvertido, también entre las izquierdas, ya que afecta a la valoración sobre las políticas feministas llevadas a cabo por el Ministerio de Igualdad en la anterior legislatura y a la reorientación mÔs moderada del Gobierno actual. Sin embargo, debe considerarse que ese freno conservador se enfrenta a la mencionada mayoritaria posición transformadora del feminismo y por la igualdad de género, tanto entre las mujeres como entre los varones, que legitiman una acción reformadora consistente y un cambio igualitario de relaciones y de mentalidades, real y sustantivo, lo que implica hacer pedagogía con la minoría relevante.

Como avanzaba, el motor del cambio feminista son las jóvenes menores de treinta aƱos, con mayor conciencia de su injusta situación de desventaja respecto de los jóvenes varones en un contexto, tras la crisis socioeconómica, de precariedad juvenil, vital y habitacional, mĆ”s gravosa para ellas. 

Por otro lado, en una situación de incertidumbre vital, tambiĆ©n para los varones jóvenes, acostumbrados a mantener ciertas ventajas posicionales, aunque sean relativas, en una minorĆ­a de ellos, acomodados y conservadores, que llega a la cuarta parte, se ha producido una reacción machista, que pretende bloquear el cambio feminista y abunda en posiciones ultraderechistas y patriarcales. 

El motor del cambio feminista son las jóvenes menores de treinta años, con mayor conciencia de su injusta situación de desventaja respecto de los jóvenes varones

Ese avance feminista mayoritario se ha combinado con una ola de indignación cĆ­vica por esas brechas y desigualdades sociales, con una apuesta sociopolĆ­tica mĆ”s progresista o de izquierdas, asĆ­ como con una exigencia personal y colectiva por unas relaciones sociales y laborales igualitarias, incluidos los cuidados, por la libertad sexual y contra las violencias machistas, lo que conforma la cuarta ola feminista. 

La discriminación femenina y de los colectivos LGTBIQ+ afecta a una amplia y profunda segmentación por sexo/gĆ©nero y opción sexual y sus desigualdades de estatus, reconocimiento y poder en Ć”mbitos como las relaciones laborales, sexuales y de gĆ©nero o la paridad representativa. Afecta, cada vez mĆ”s, a dos aspectos que han cobrado relevancia en este 8 de marzo. 

Por un lado, las desigualdades por motivos Ć©tnico-culturales o de raza, con particular impacto en las personas inmigrantes, con un fuerte crecimiento en EspaƱa, y la necesidad de priorizar la defensa de sus derechos e intereses; se trata de desarrollar una cultura antirracista, decolonial e intercultural, clave para la integración y convivencia en las clases populares espaƱolas y europeas. 

Por otro lado, la ofensiva polĆ­tica, relacional y cultural de carĆ”cter reaccionario y ultraconservador de las nuevas fuerzas de extrema derecha que pretenden hacer retroceder los derechos feministas hacia un modelo tradicional y patriarcal de subordinación femenina; requiere una trayectoria democratizadora y antiautoritaria, comĆŗn a otras fuerzas sociales. 

De ahĆ­, el carĆ”cter mĆ”s multidimensional, interseccional e inclusivo del presente feminismo, abarcando toda la diversidad y complejidad de la acción emancipadora, con la conformación de un proceso unitario y complementario de problemĆ”ticas singulares, sujetos colectivos e identificaciones parciales, en una dinĆ”mica cooperativa de respuesta y, al mismo tiempo, de conjunción y superación, en un proceso identificador feminista mĆ”s global e interrelacionado respecto de las especificidades y la diversidad de cada dinĆ”mica particular, que evite sus efectos disgregadores. 

Se trata de fortalecer el feminismo frente al machismo, de articular procesos identificadores de ese sujeto colectivo, anclados en la realidad de opresión especĆ­fica pero asociada a la dinĆ”mica social y cultural progresista y los valores universalistas de igualdad, libertad y solidaridad, constitutivos del feminismo en estos mĆ”s de dos siglos. Supone continuidad emancipadora y renovación y adecuación prĆ”ctica y teórica ante las nuevas realidades sociales.         

Un 8 de Marzo joven e interseccional