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James Fernández Cardozo
Mientras más de 50 países hacen fila en la Casa Blanca, buscando desesperadamente evitar el golpe de los aranceles de Donald Trump, el expresidente sonríe con satisfacción. Su mensaje: 'Las reglas del comercio global han cambiado, y yo estoy al mando'. En este tablero de ajedrez económico, Trump juega con un garrote en una mano y una zanahoria en la otra, mientras el mundo observa con incertidumbre.
- La estrategia del garrote: intimidación y poder
- El caso de China: provocación al límite
- Distracción y culpabilización: desviando la atención
- La zanahoria: seducción y recompensas
- El impacto global y las preguntas sin respuesta
- ¿Un tablero de ajedrez o un juego peligroso?
La estrategia del garrote: intimidación y poder
En los últimos días, Trump ha intensificado su política arancelaria con medidas que han puesto en jaque a países aliados y rivales. La imposición de aranceles universales, que parten de un 10% como base y pueden llegar al 104% en el caso de productos chinos, ha generado una ola de reacciones globales. Desde la Unión Europea hasta Japón, los países afectados se han alineado en un desfile que parece una súplica colectiva ante un rey, para evitar que sus economías sean golpeadas por esta agresiva política comercial.
El costo de este juego podría ser demasiado alto, incluso para Estados Unidos. ¿Será esta estrategia sostenible a largo plazo? ¿O quedará en la historia como el momento en que el comercio global fue empujado al borde del abismo?
Sin embargo, para Trump, cualquier acuerdo debe ser ventajoso. Su premisa es que no habrá concesiones si no se garantiza un superávit comercial para Estados Unidos. Este enfoque inflexible, aunque parece rígido en la superficie, revela una estrategia discursiva más calculada. Trump está dispuesto a negociar con ciertos países, lo que demuestra que su postura inicial puede modificarse si las condiciones le resultan favorables.
Esta estrategia ilustra una táctica de manipulación conocida como intimidación, en la que el influenciador amenaza con pérdidas significativas para obligar al destinatario a aceptar sus términos. "Estamos siendo robados por China, y eso termina aquí", ha dicho Trump en repetidas ocasiones, dejando claro que no teme usar el garrote si es necesario.
El caso de China: provocación al límite
Mientras que con algunos países Trump muestra disposición a negociar, con China su enfoque es completamente distinto. Desde el principio, sus amenazas han sido directas y contundentes. Ante las medidas de represalia de Pekín, Trump respondió anunciando aranceles adicionales del 50%, lo que elevaría las tasas al 104%. Además, dejó claro que no tiene intención de negociar con el gobierno chino mientras este no se someta a sus condiciones.
Donald Trump ha convertido el comercio global en un tablero de ajedrez, donde el garrote y la zanahoria son sus piezas favoritas. Con tácticas que combinan intimidación, provocación, distracción y seducción
El mensaje de Trump a China es "Con usted no negocio; defiéndase como pueda." Este enfoque representa una táctica de provocación, destinada a denigrar y desafiar a China con el objetivo de forzar una reacción que justifique sus acciones. Al mismo tiempo, busca proyectar una posición de fuerza hacia otros países, destacando su capacidad de negociar bajo condiciones que beneficien exclusivamente a Estados Unidos.
China, sin embargo, no ha cedido fácilmente. Su respuesta ha sido igualmente contundente, con aranceles recíprocos y medidas para contrarrestar las presiones estadounidenses. Este choque de titanes ha sumido a los mercados globales en una espiral de incertidumbre, con caídas que reflejan el temor a una recesión global.
Distracción y culpabilización: desviando la atención
En el contexto de esta guerra comercial, Trump ha demostrado una maestría particular en el uso de la distracción como herramienta discursiva. Mientras los mercados reaccionan con temor y la recesión global parece un peligro inminente, el expresidente desvía la atención hacia temas polarizantes, como la inmigración, sus ataques a los medios de comunicación o las supuestas "victorias comerciales" que ha logrado.
Al mismo tiempo, Trump utiliza la culpabilización para justificar sus medidas proteccionistas. Ha señalado repetidamente a China, México, Canadá y la Unión Europea como responsables de décadas de "abusos comerciales" contra Estados Unidos. Según él, su país ha sido víctima de un sistema injusto que su istración está decidida a cambiar. Este discurso no solo refuerza su apoyo entre su base política, sino que también lo posiciona como un defensor del "pueblo estadounidense".
La zanahoria: seducción y recompensas
Aunque el garrote es evidente en su estrategia, Trump también sabe cuándo ofrecer la zanahoria tentadora. En el caso de países aliados como Japón o la Unión Europea, ha recurrido a la seducción, elogiando su disposición a negociar mientras insiste en la necesidad de cambiar las reglas del comercio internacional.
"Países de todo el mundo están hablando con nosotros. Se están estableciendo parámetros duros, pero justos", escribió en su red social Truth. Este acercamiento contrasta con su dureza hacia China y refuerza la percepción de que está dispuesto a recompensar a quienes se alineen con sus intereses.
Sin embargo, estas ofertas de negociación no están exentas de condiciones. Para Trump, la zanahoria viene con un precio: aceptar los términos que beneficien exclusivamente a Estados Unidos.
El impacto global y las preguntas sin respuesta
Las tácticas de Trump han generado un clima de incertidumbre global que amenaza con desestabilizar el comercio internacional y provocar una recesión económica de proporciones históricas. Los mercados han reaccionado con fuertes caídas, y los analistas advierten sobre una posible desaceleración global impulsada por estas políticas arancelarias.
Como señaló Jamie Dimon, presidente de JP Morgan: "La fragmentación económica con nuestros aliados puede ser desastrosa a largo plazo." Sin embargo, Trump sigue convencido de su éxito. "Los aranceles harán que este país sea muy rico. Somos ricos de todos modos, pero somos ricos de cierta manera", dijo, de manera algo confusa, en una reciente declaración.
¿Un tablero de ajedrez o un juego peligroso?
Donald Trump ha convertido el comercio global en un tablero de ajedrez, donde el garrote y la zanahoria son sus piezas favoritas. Con tácticas que combinan intimidación, provocación, distracción y seducción, el expresidente ha consolidado su imagen de líder fuerte y disruptivo.
Sin embargo, mientras el resto del mundo intenta adaptarse a sus reglas impredecibles, el costo de este juego podría ser demasiado alto, incluso para Estados Unidos. ¿Será esta estrategia sostenible a largo plazo? ¿O quedará en la historia como el momento en que el comercio global fue empujado al borde del abismo?
James Fernández Cardozo | PhD Análisis del Discurso