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sábado. 14.06.2025
ANÁLISIS DE DISCURSO

Apocalipsis cultural en Estados Unidos: la doctrina supremacista versus la nación que construyeron los migrantes

Las calles de Los Ángeles se han convertido en el epicentro de una crisis migratoria que ha desatado protestas en casi treinta ciudades estadounidenses durante seis días consecutivos.

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James Fernández Cardozo

Las redadas masivas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en la segunda ciudad con mayor población mexicana después de Ciudad de México provocaron manifestaciones y como respuesta el presidente Donald Trump ha desplegado 4.700 efectivos militares sin autorización del gobernador estatal.

  1. El destino manifiesto
  2. El golpe de realidad

Esta es la primera militarización doméstica ordenada por un presidente en seis décadas, desde que Lyndon B. Johnson permitió las manifestaciones de Martin Luther King en Alabama. El gobernador Gavin Newsom presentó una demanda federal calificando de "ilegal" el despliegue, mientras los abogados federales invocan "poderes de emergencia discrecionales" presidenciales.

La istración Trump busca alcanzar 3.000 detenciones diarias, equivalente a más de un millón de deportaciones en el primer año

Las protestas se han extendido a Nueva York, San Antonio, San Luis y otras ciudades. Centenares de manifestantes gritan "¡Vergüenza!" a las fuerzas policiales que los dispersan con gases lacrimógenos y pelotas de goma cerca del Ayuntamiento angelino.

El Departamento de Seguridad Nacional difundió un controvertido cartel con la imagen del Tío Sam que reza: "Ayuda a tu país... y a ti mismo... denuncia a todos los invasores extranjeros". El mensaje, originalmente creado por un de redes sociales que se identifica como supremacista blanco y autor de "propaganda de guerra", fue adoptado oficialmente por la Casa Blanca, generando críticas de organizaciones de derechos civiles.

La istración Trump busca alcanzar 3.000 detenciones diarias, equivalente a más de un millón de deportaciones en el primer año. Esta política se enmarca en lo que el presidente denomina cumplimiento del "destino manifiesto", doctrina del siglo XIX que presenta a Estados Unidos como nación elegida por Dios para expandirse territorial y culturalmente.

El destino manifiesto

Durante su discurso de investidura del 20 de enero, Trump declaró: "Estados Unidos volverá a considerarse una nación en crecimiento: una que aumenta su riqueza, expande su territorio, construye sus ciudades, eleva sus expectativas y lleva su bandera hacia nuevos y hermosos horizontes. Y perseguiremos nuestro destino manifiesto hacia las estrellas, lanzando astronautas estadounidenses para plantar la bandera de las barras y estrellas en el planeta Marte".

La doctrina del destino manifiesto, formulada en 1845 por John L. O'Sullivan, establece dos pilares fundamentales: una misión divina que presenta a Estados Unidos como pueblo elegido por Dios para cumplir una misión sagrada siguiendo la tradición puritana de ser los "nuevos israelitas", y una superioridad moral e institucional que proclama las instituciones democráticas estadounidenses como inherentemente superiores a cualquier otro sistema político.

La doctrina sostiene una superioridad cultural que establece jerarquías raciales colocando a la civilización anglosajona protestante por encima de "razas inferiores" como indígenas, mexicanos y otros pueblos. Además, presenta la expansión territorial como derecho natural que naturaliza la conquista como crecimiento orgánico inevitable "de costa a costa", justificando históricamente la anexión de 2.1 millones de kilómetros cuadrados de territorio mexicano entre 1846-1848.

El destino manifiesto legitima el uso de la fuerza como instrumento sagrado para ejecutar la voluntad divina, respaldando guerras, exterminio indígena e intervenciones imperiales como cumplimiento de un mandato celestial que transforma la agresión militar en misión civilizadora global.

El golpe de realidad

Los inmigrantes, según datos del Bureau del Censo, representan el 14% de la población actual y contribuyen significativamente a la economía estadounidense. Sin embargo, bajo la óptica del excepcionalismo cultural que Trump denomina "MAGA: América para los Americanos", la inmigración se percibe como una amenaza a la supremacía anglosajona.

Irónicamente, Trump enfrentó recientemente un recordatorio incómodo sobre sus propios orígenes. El canciller alemán le obsequió el acta de nacimiento enmarcada de su abuelo Friedrich Drumpf, un inmigrante ilegal alemán que llegó en 1885 sin documentos y permaneció una década en situación irregular. Un gesto que incomodó a Trump al recordarle su propia ascendencia inmigrante. El acta de nacimiento no fue solo un regalo diplomático: fue un espejo que refleja la hipocresía de una nación que criminaliza su propia esencia. Estados Unidos no puede escapar de su historia, por más muros que construya. 

En el panorama externo, un mundo multipolar se ha impuesto por encima de los golpes arancelarios y de los obsoletos sistemas de negociación dura de Trump, que le han impedido cumplir su mandato de convertir a Estados Unidos en el hegemón indiscutible del mundo.

La expansión de la protesta interna en Norteamérica es un nuevo golpe de realidad contra Trump, y evidencia una resistencia cultural creciente en un país históricamente construido por inmigrantes. Los enfrentamientos entre la doctrina supremacista del destino manifiesto y la realidad multicultural estadounidense se han convertido ahora en una batalla por la identidad nacional.

Seis meses después del discurso de posesión en que juró grandeza, Trump gobierna sobre escombros. Prometió las estrellas y entregó gases lacrimógenos. Invocó el destino divino y desató el infierno terrenal. En su búsqueda obsesiva por hacer a Estados Unidos 'grande otra vez', ha logrado exactamente lo contrario: dividirlo como nunca antes. 

Las piedras que lanzó Donald Trump, hoy se le devuelven.


James Fernández Cardozo | PhD Análisis del Discurso 

Apocalipsis cultural en Estados Unidos: la doctrina supremacista versus la nación que...