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sĂĄbado. 14.06.2025
TABLERO INTERNACIONAL

Las mĂșltiples cajas chinas

La guerra comercial ha avivado el debate en Estados Unidos sobre la verdadera capacidad de China, presente y futura, para apoderarse del primer papel en el teatro del mundo.
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Encuentro bilateral España-China (Abril 2025). Foto: La Moncloa.

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La guerra comercial desencadenada por Trump -aparentemente erråtica o disparatada- parece haber entrado en una fase selectiva. La pausa arancelaria, sea provocada por la contundente reacción negativa de los mercados, sea supuestamente prevista como parte de una estrategia negociadora, excluye de momento a China, señalada por la Casa Blanca como la gran villana del comercio mundial.

Nadie se atreve a pronosticar los prĂłximos pasos en un escenario alterado por un capitalista primitivo como Trump y su cohorte de asesores dispuestos a apurar su aficiĂłn al gamberrismo intelectual y polĂ­tico. Ante la incertidumbre, los otros polos de la economĂ­a globalizada se mueven para mejorar sus posiciones, sin por ello atreverse a desafiar frontalmente al gran patrĂłn.

REÑIDOS PERO NO SEPARADOS... AÚN

Si contemplamos el Mundo como un gran escenario donde se representan luchas de poder e influencia, descubriremos muchos actores de relevancia, pero, como en las piezas de duelo interpretativo, destacan dos actores sobre los demĂĄs: Estados Unidos y China. Y al igual que en las obras de ficciĂłn, ambos rivalizan pero se necesitan a la vez.  

En el imaginario del Presidente MAGA la fuerza norteamericana no ha desaparecido, tan sólo se ha desaprovechado. Y ahí estå él para ponerla de nuevo en valor

A cada andanada de Trump (54%) ha respondido PekĂ­n con una escalada medida, replicada a su vez por otra mayor del presidente mĂĄs teatrero de los Ășltimos tiempos: las tarifas estĂĄn ahora 145% (EEUU), 125% China) (1). Este aparente baile sobre la cornisa tiene cierta trampa. Se sabe que las dos partes estĂĄn manteniendo os indirectos, mĂĄs o menos discretos, para evitar derrumbes irreparables. Cuando no se activan los telĂ©fonos rojos, se acude a tĂ©cnicas menos dramĂĄticas. En los duelos interpretativos, tambiĂ©n los silencios resultan valiosos para mantener el clĂ­max.

Luego estån los movimientos laterales para eximir de la presión a productos electrónicos chinos. Trump juega engañosamente a llevar la iniciativa y aparenta no necesitar de otros apoyos para consolidar su actuación. Después de todo, en el imaginario del Presidente MAGA la fuerza norteamericana no ha desaparecido, tan sólo se ha desaprovechado. Y ahí estå él para ponerla de nuevo en valor.

LA CONVERGENCIA CHINA-EUROPA

El otro actor principal y los secundarios de peso han escenificado con claridad calculada sus movimientos. China y Europa han atenuado sus divergencias. En PekĂ­n no se olvida que la UE ha etiquetado a China como “rival sistĂ©mico”. El dĂ©ficit comercial europeo con la superpotencia asiĂĄtica roza los 300 mil millones de euros, mayor aun que el norteamericano con China. No obstante, en vista de la hostilidad norteamericana, ahora se impone un giro de guion. Por eso, China y la UE se han comprometido a reanudar una senda de entendimiento, pese al desacuerdo enorme que mantienen sobre Rusia y la guerra de Ucrania (2).

En Bruselas se teme que China quiera escapar de los aranceles trumpianos, “inundando los mercados europeos con sus productos”

La prensa anglosajona ha destacado la iniciativa del Presidente del Gobierno español de viajar a PekĂ­n para ofrecer la mano tendida. Algo similar, pero no igual, ha hecho el britĂĄnico Starmer, aunque Londres sea el polo menos batido por Trump y mĂĄs proclive a no romper puentes con el “aliado imprescindible”.  Sin embargo, otras potencias europeas recelan de la carta china. La Presidenta Von der Leyen lidera esa posiciĂłn de vigĂ­a avezada frente a posibles maniobras orientales. En Bruselas se teme que China quiera escapar de los aranceles trumpianos, “inundando los mercados europeos con sus productos”. (3)

LA BAZA ASIÁTICA

China, por si acaso, asegura los frentes mĂĄs cercanos. La gira por el Sureste de Asia (Vietnam, Malasia, Camboya) que ha emprendido esta semana el Presidente Xi es muy significativa (4). Vietnam, el vecino dĂ­scolo, es la mejor baza de PekĂ­n. En otros tiempos muy lejanos estuvieron hermanados en un comunismo combativo. Luego se distanciaron por una rivalidad geoestratĂ©gica (Hanoi se posicionĂł del lado de MoscĂș en el cisma marxista-leninista) que los llevĂł incluso a una guerra fronteriza en la que PekĂ­n saliĂł mal parada. Ahora se encuentran de nuevo, cuando del comunismo sĂłlo quedan las banderas y una retĂłrica gastada. El capitalismo de Estado que ambos practican los ha llevado por caminos pragmĂĄticos distintos. 

Vietnam es hoy una pieza de gran valor en la estrategia norteamericana de contenciĂłn de China en Asia

Los vietnamitas han favorecido acuerdos escalonados con su antiguo némesis, los Estados Unidos, a los que los derechos humanos y la falta de libertades individuales ha dejado de importarles, como en tantos otros sitios. Vietnam es hoy una pieza de gran valor en la estrategia norteamericana de contención de China en Asia. Y en Hanoi no han dudado en sacar partido de ello.

Los chinos, que entienden muy bien ese juego, saben que tienen tambiĂ©n buenas cartas en Vietnam. Trump ha amenazado con castigar al tigre del sureste asiĂĄtico con unos aranceles del 46%, en castigo por un dĂ©ficit comercial que ronda los 100.000 millones de $. La respuesta de Hanoi ha sido bifronte. Por un lado, han activado  canales de diĂĄlogo con Washington con promesas de comprar mĂĄs productos norteamericanos, a cambio de reducir los aranceles anunciados. Y por otro, han apoyado la iniciativa del Presidente Xi, favoreciendo la firma de mĂĄs de 40 acuerdos bilaterales, con el objetivo de convertirse en un socio de primera magnitud para China: primer cliente comercial en la regiĂłn y cuarto del mundo.

En Washington se agarran a los lĂ­mites de este acercamiento bilateral. De conseguir la indulgencia de Trump, Vietnam podrĂ­a beneficiarse de la hibernaciĂłn china, no sĂłlo en Estados Unidos, sino en todo Occidente. Pero su capacidad estructural es limitada. Nunca podrĂ­a llenar el hueco que dejarĂ­a China, en caso de un decoupling (desacoplamiento con la economĂ­a capitalista occidental).

CALIBRAR A CHINA

AsĂ­ las cosas, la guerra comercial ha avivado el debate en Estados Unidos sobre la verdadera capacidad de China, presente y futura, para apoderarse del primer papel en el teatro del mundo. 

En un artĂ­culo para una publicaciĂłn especializada pero muy reproducido estos dĂ­as por los medios generalistas, dos altos cargos de la istraciĂłn Biden, Kurt Campbell y Rush Doshi, consideran que en Washington se sobreestima ahora el poder de China, despuĂ©s de haber pasado por Ă©pocas de visiĂłn contraria (5). Este movimiento pendular se debe a las dificultades que ha atravesado la economĂ­a china (efectos del COVID y de su rĂ­gida polĂ­tica de respuesta, envejecimiento de la poblaciĂłn, inmensa burbuja inmobiliaria, disminuciĂłn del consumo interno, crecimiento de la deuda pĂșblica, desequilibrios regionales y pĂ©rdida de peso del sector privado).

Trump, con sus decisiones atrabiliarias, estĂĄ poniendo en peligro las bases de lo que ha constituido el liderazgo mundial de AmĂ©rica en las Ășltimas dĂ©cadas

Para Campbell y Doshi, estas dificultades son innegables, pero, a su juicio, no se tiene en cuenta un factor que, tanto en el mundo actual como en otras épocas históricas anteriores, ha resultado fundamental: la capacidad para crear economías de escala, a base de alianzas y lazos de cooperación con otros actores internacionales.

La polĂ­tica de Trump ha sido justo la contraria. Con sus decisiones atrabiliarias, estĂĄ poniendo en peligro las bases de lo que ha constituido el liderazgo mundial de AmĂ©rica en las Ășltimas dĂ©cadas. Contrariamente a lo que consideran muchos de sus asesores, China no es un tigre de papel (invirtiendo el adagio de Mao), sino un rival muy considerable que, pese a sus dificultades estructurales, goza de bazas muy poderosas para convertirse en el nĂșmero uno de la economĂ­a mundial a lo largo de este siglo. 

De los datos aportados por Campbell y Doshi se deduce que la paridad en la cima del poder mundial es un hecho. China ya ha superado mĂ©tricamente a EEUU en tĂ©rminos de PIB  (30 frente a 24 billones de $). China duplica el porcentaje de EEUU en la producciĂłn manufacturera mundial (30%-15%). Si ampliamos este factor en los sectores tradicionales, China produce 20 veces mĂĄs de cemento que EEUU, 13 veces mĂĄs de acero, el triple de automĂłviles y el doble de potencia elĂ©ctrica. La desventaja a favor de China se agranda en los sectores estratĂ©gicos dinĂĄmicos contrariamente a la percepciĂłn dominante: en torno a la mitad de la producciĂłn mundial  en la rama quĂ­mica, mĂĄs de las dos terceras partes en automociĂłn y el 90% en dos ĂĄmbitos imprescindible en la competencia futura como los es solares y el refinamiento de materias raras (por cierto, la exportaciĂłn de estas Ășltimas ha sido una de las represalias chinas por los aranceles de Trump).

Las debilidades de China son superables, a juicio de los dos expertos citados, y, en ciertos casos, no mayores que las que soporta Estados Unidos, tanto en el aspecto financiero como poblacional. 

El índice de crecimiento de la economía china en el primer trimestre del año ha sido del 5,4%, mayor de lo esperado

Otros especialistas norteamericanos, como Scott Kennedy, del Centro de Estudios EstratĂ©gicos e Internacionales, perciben en las Ă©lites chinas un ambiente de “nueva confianza” en las posibilidades de su paĂ­s, para afrontar el Ăłrdago de Trump (6). Incluso otros mĂĄs escĂ©pticos sobre el poderĂ­o chino, como Jude Blanchette, de la RAND (7), creen que los dirigentes de PekĂ­n avistan en esta crisis una oportunidad para afianzar su camino de desarrollo y de cooperaciĂłn con otras regiones de mundo amenazadas por la estrechez de miras del rival americano. Aunque sea un dato menor, el Ă­ndice de crecimiento de la economĂ­a china en el primer trimestre del año ha sido del 5,4%, mayor de lo esperado. Mientras, la economĂ­a norteamericana ya emite malas señales.

Al cabo, quizĂĄs los primitivos dirigentes norteamericanos actuales no han sabido entender que no se enfrentan a una simple caja china, en la que su poder comercial, juzgado por ellos ilegĂ­timo, es la carcasa exterior que protege ambiciones ocultas. China se apoya no en una, sino en mĂșltiples cajas, o en opciones de escala (como sostienen Campbell y Doshi) para resistir el intento de devolverles a un papel de actor secundario en la escena mundial .


NOTAS

(1) “A Devastating Trade Spat With China Shows Few Signs of Abating” ANA SWANSON & BEN CASSELMAN. THE WASHINGTON POST, 13 de abril.
(2) “Entre la Chine et les Etats-Unis, l’Union europĂ©enne cherche la bonne distance”. VIRGINIE MALINGRE. LE MONDE, 11 de abril.
(3) “Why Europe Fears a Flood of Cheap Goods From China”. MICHAEL SHEAR & JEANNA SMIALEK. THE NEW YORK TIMES, 14 de abril.
(4) “China’s Leader Courts Vietnam as Trade War With the U.S. Mounts”. DAMIEN CAVE. THE NEW YORK TIMES, 14 de abril. 
(5) “Underestimating China. Why America Needs a New Strategy of Allied Scale to Offset Beijing’s Enduring Advantages”. KURT CAMPBELL & RUSH DOSHI. FOREIGN AFFAIRS, 10 de abril.
(6) “Why Beijing Thinks It Can Beat Trump. China’s elites have a new confidence in their own system”. SCOTT KENNEDY. FOREIGN POLICY, 10 de abril; “Why China thinks it might win a trade war with Trump”. THE ECONOMIST, 8 de abril.
(7) “China Sees Opportunity in Trump’s Upheaval”. JUDE BLANCHETTE. FOREIGN AFFAIRS, 27 de marzo.

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