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Polonia celebra este domingo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. El resultado se aventura incierto. El candidato liberal, Rafal Trzaskowski, actual alcalde de Varsovia, apoyado por el gobierno, obtuvo el 31,2% de los votos, frente al 29,7% del nacionalista ultraconservador Karol Nawrocki. Una ventaja de sólo punto y medio, muy por debajo de las expectativas.
El nerviosismo cunde en las filas de la coalición liberal-conservadora cara a la votación del domingo
El nerviosismo cunde en las filas de la coalición liberal-conservadora. Trzaskowski, para ganar, necesita los votos del electorado de izquierda, la moderada y la crĆtica, que apoyó a dos candidatos distintos en primera vuelta, y aĆŗn asĆ es dudoso que le alcanza para convertirse en el candidato mĆ”s votado. Nawrocki podrĆa contar con el respaldo del universo ultraderechista, dividida en varios partidos, pero unida en torno al propósito de impedir un dominio liberal en el gobierno y en la Presidencia (1).
Polonia ha sido, en cierto modo, un espejo deformado del sistema polĆtico francĆ©s. Aunque es menos presidencialista, ya que el Jefe del Estado en Varsovia tiene menos poderes que en ParĆs, su figura no es puramente representativa o conciliadora, como en Italia. El Presidente polaco puede bloquear decisiones del gobierno, que necesita el apoyo de las 3/5 del Sejm (Parlamento) para superar ese veto. Como en Francia, el paisaje polĆtico centrista estĆ” muy fragmentado, con numerosos partidos pequeƱos alineados en torno a una fuerza principal necesitada de acuerdos constantes para afirmar su liderazgo. La ultraderecha, aunque dividida tambiĆ©n, tiene un representante muy por encima de los demĆ”s, el Partido Ley y Justicia. Pero mientras en Francia aĆŗn estĆ” lejos del Gobierno, en Polonia ya ha disfrutado del Poder y lo ha ejercido con fĆ©rreo control de las instituciones del Estado y las instancias de representación social.
POLONIA CONTRA LA UE
En las tres dĆ©cadas largas transcurridas desde la caĆda del rĆ©gimen comunista, la derecha nacionalista y los liberal-conservadores se han alternado en el gobierno. La izquierda sólo tuvo cierto protagonismo a finales de los noventa, con la fallida transformación de los comunistas mĆ”s aperturistas a la socialdemocracia. Pero desde el cambio de siglo, Polonia ha sido uno de los paĆses mĆ”s conservadores de Europa. El populismo de signo izquierdista que se ha dejado ver en otros lugares de Centroeuropa es prĆ”cticamente inexistente. La derecha ultranacionalista ha dominado el relato polĆtico, sólo amenazada por los liberal-conservadores, a los que se contempla, con su aquiescencia, como los representantes del orden europeo.
Desde el cambio de siglo, Polonia ha sido uno de los paĆses mĆ”s conservadores de Europa
Con la guerra de Ucrania, Polonia se convirtió en un paĆs clave de la estrategia de contención europea. Los conservadores nacionalistas del PiS se contaban entre las fuerzas polĆticas europeas mĆ”s antirrusas, en contraste con sus homólogos ses. De hecho, el partido de Marine Le Pen y el PiS nunca han sido capaces de constituir un grupo unificado en el Parlamento Europeo. Los polacos tuvieron como socios mayores primero a los conservadores britĆ”nicos y ahora a los neofascistas de Giorgia Meloni. Pero, a pesar de esta hostilidad hacia MoscĆŗ, anclada en los agravios históricos del nacionalismo polaco, nunca hubo sintonĆa entre los nacionalistas del PiS y el consenso centrista europeo. Las medidas de compensación al agro ucraniano tras el bloqueo marĆtimo ruso provocaron el rechazo del entonces gobierno de Varsovia, alineado con los campesinos polacos en su protesta por las medidas europeas a favor de Kiev.
El triunfo liberal-conservador en las elecciones legislativas de octubre de 2023 se presentaron desde Bruselas como un ansiado cambio de signo. El gobierno del liberal Donald Tusk, un expresidente de la Comisión Europea, situó a Polonia en la vanguardia de la respuesta de los 27 a la āagresividad rusaā.
No obstante, los nacional-conservadores polacos han obstruido numerosas iniciativas reformistas de la nueva mayorĆa al mantener la jefatura del Estado en la persona de Andrej Duda, un polĆtico gris, a la sombra del poderoso lĆder del PiS, Jaroslaw Kaczynski. Tusk aspira ahora a contar con la Presidencia de la RepĆŗblica para devolver a Polonia a una senda liberal europeĆsta en la que nunca ha estado firmemente anclada.
EL FRENTE ULTRA
Polonia ha experimentado notables cambios en su estructura socio-económica en las Ćŗltimas tres dĆ©cadas, a pesar de la fuerte presencia del sector primario. Como le ocurrió a EspaƱa en los aƱos noventa, Polonia se ha beneficiado enormemente de los fondos estructurales y de cohesión europeos, lo que, sin duda ha ayudado al discurso liberal-conservador. Pero no lo suficiente para superar el dominio polĆtico-cultural del nacionalismo, hegemonizado por la Iglesia católica y sus diferentes (y muchas veces enfrentados) agentes y portavoces polĆticos.
El nacional-conservadurismo contempla la Jefatura del Estado como un reducto desde el que resistir lo que considera como una ofensiva de Europa para acabar con las tradiciones polacas
En la actualidad, el nacional-conservadurismo contempla la Jefatura del Estado como un reducto desde el que resistir lo que considera como una ofensiva de Europa para acabar con las tradiciones polacas. El candidato del PiS, Narowcki, es aĆŗn mĆ”s extremista que Duda, y durante las sucesivas fases de la campaƱa ha endurecido su mensaje para atraerse el voto de formaciones aĆŗn mas a la derecha, como Konfederacja (libertarios ultraconservadores) o los tradicionalistas monĆ”rquicos. Los dos candidatos ultras obtuvieron mĆ”s del 20% en la primera vuelta, lo que convierte a sus seguidores en un botĆn estratĆ©gico para el PiS.
Se percibe un creciente nerviosismo en Varsovia estos dĆas, ante la eventualidad de un alineamiento ultra en torno a Narowcki, porque el programa de Tusk podrĆa verse gripado y la estrategia europea de contención de Rusia, obstaculizada (2).
La mayor parte de los ucranianos huidos de su paĆs han encontrado acomodo en localidades polacas. Lo que un principio se vivió como un gesto solidario se ha convertido en creciente incomodidad. Polonia arrastra el mismo problema de debilidad demogrĆ”fica que otros paĆses centroeuropeos. Si la guerra se prolonga y la reconstrucción de Ucrania se complica, es muy posible que la presencia estable de ucranianos en el paĆs termine reforzando las pasiones xenófobas ya existentes.
Estos riesgos han provocado tambiĆ©n la movilización de los medios liberales en Occidente. Como muestra de ello, el semanario britĆ”nico THE ECONOMIST le ha dedicado la portada de su Ćŗltimo nĆŗmero, con un mensaje claro y rotundo: Polonia debe āconservar su puesto en el corazón de Europaā para evitar que se āpierda una fuente de dinamismo en el proyecto europeoā, āun ejemplo de seguridad y una potente voz de apoyo a Ucrania y de disuasión ante Rusiaā (3).
EL CUARTO MOSQUETERO
Para los alentadores del rearme europeo frente a Rusia, Polonia se ha convertido en la pieza clave: por su posición de primera lĆnea del frente, por su compromiso con el esfuerzo militar y por el consenso nacional antirruso. Polonia es el paĆs europeo de la OTAN que gasta mĆ”s en defensa: mĆ”s de un 4% del PIB, una cifra muy superior a la del resto de sus socios continentales. Varsovia forma parte del grupo Weimar, junto con ParĆs y BerlĆn, una especie de directorio que marca la estrategia de los aliados europeos contra MoscĆŗ. Cuando el eje franco-alemĆ”n ha decidido tomar las riendas de confrontación diplomĆ”tica con el Kremlin, no sólo ha contado en primera lĆnea con Londres, sino tambiĆ©n con Varsovia. Esta posición ha convertido a Polonia en lo que alguien ha definido como āel cuarto mosqueteroā contra Putin.
Para los alentadores del rearme europeo frente a Rusia, Polonia se ha convertido en la pieza clave
Las fuerzas armadas polacas son ya las cuartas mĆ”s numerosas del continente. La previsión es que cuenten en 2035 con 300.000 militares (profesionales, reservistas y voluntarios), lo que les colocarĆa como el EjĆ©rcito mĆ”s poderoso de los socios europeos de la OTAN. El programa de rearme polaco es uno de los mĆ”s ambiciosos del continente. Los planes privilegian el arma de tierra, ācon el objetivo de construir una disuasión convencional creĆble para paliar la ausencia de disuasión nuclear independienteā, afirma el Instituto francĆ©s de Relaciones Internacionales (IFRI), en un informe de hace unos meses (4).
Los representantes del Orden liberal en Europa se movilizan en Polonia, pero las fuerzas nacionalistas ultraconservadoras que se aprovecharon de las tensiones y contradicciones acaecidas tras fin del rĆ©gimen comunista y la hegemonĆa social y cultural de la Iglesia católica no han dicho su Ćŗltima palabra.
NOTAS
(1) āLiberal Candidate Takes Unconvincing Lead into Polandās Presidential Runoffā. BIRN, 19 de mayo.
(2) āDeux Pologne se font face Ć une semaine dāune prĆ©sidentielle dĆ©cisiveā. HĆLĆNE BIENVENU. LE MONDE, 26 de mayo.K
(3) āHow Poland can keep its place at the heart of Europeā. THE ECONOMIST, 22 de mayo.
(4) āPologne, premiĆØre armĆ©e d'Europe en 2035? Perspectives et limites d'un rĆ©armementā. IFRI, 5 febrero.