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sábado. 14.06.2025
TEATROS DEL CANAL

'Música para Hitler'. Lo de la cobra al Führer

​La obra teatral Música para Hitler retrata la negativa de Pau Casals a tocar para Hitler en 1943.​
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Kiti Mánver y Carlos Hipólito.

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Carlos Valades | @carlosvalades

Música para Hitler_Cartel_Alta

Tiempos difíciles los de la Francia ocupada. El orgullo galo bajo la bota nazi. Pau Casals salió escopetado de España en 1939 y se instaló en una localidad cercana a Perpiñán. Allí vivió el exilio como tantos españoles que cruzaron la frontera huyendo de la represión franquista. La libertad duró un suspiro y vuelta a empezar con el totalitarismo nazi.

Música para Hitler, escrita por Yolanda García Ramos y Juan Carlos Rubio, nos sitúa en el año 1943, en la pequeña villa de Prades, donde Pau Casals vivía una copia falsa de la vida mientras ayuda a los refugiados españoles que se hacinaban en las playas de Francia.

Cristóbal Suárez, que interpreta al oficial nazi Johann, abre la función como en una obertura de una sinfonía a veces irregular. Con un porte de lo más ario, el teniente nos describe las bondades de los compositores alemanes, situándolos en la cúspide de la música. El joven militar, amante de la música, es a su vez irador del maestro Casals. 

La función se desarrolla enteramente en Villa Colette, la residencia del maestro, donde Johan, el oficial, les comunica la invitación del mismísimo Führer para que toque ante él.

Kiti Manver interpreta con solvencia el papel de Tití, la pareja de Pau Casals, que en tiempos pasados fue su alumna. Quizás muy relegada al papel de asistente doméstica, nos sirve de contrapunto para conocer la situación por la que está atravesando Casals en esos momentos.

Carlos Hipólito, una garantía del buen hacer y de la credibilidad actoral, se mete en la piel del músico de manera muy convincente. 

El cuarto personaje es Enriqueta, la sobrina de Pau Casals, interpretada por Marta Velilla. Tiene poco recorrido en la trama. Sabemos que tiene un novio francés que colabora con la resistencia y poco más.

Todo el montaje gira en torno al rechazo de la invitación de Hitler y a la doble lección que el músico le da al joven militar, en un parlamento que sirve para el lucimiento de un enérgico Hipólito frente a un atemorizado Suárez.

La escenografía, de Leticia Gañan y Curt Allen, es una estructura circular sencilla y elegante que dota de un equilibrio nórdico a las escenas.

En resumen, un montaje al que le falta algo de garra, de desarrollo en algunas tramas, y por momentos un poco estático, pero que nos muestra como la ética y la dignidad están por encima de cualquier régimen totalitario, aunque se tenga que pagar el elevado precio de la vida.

'Música para Hitler'. Lo de la cobra al Führer